presagios babilónicos relacionados con las hormigas
Mediante los presagios, augurios, oráculos, profecías u omina, los sacerdotes de la antigua Mesopotamia –sumerios, babilonios, asirios– adivinaban el futuro decidido de antemano por los dioses. Empleaban a tal propósito numerosas observaciones astronómicas, metereológicas, anatómicas, del comportamiento de los animales... Reunieron miles de presagios, conservados hasta hoy en tablillas de arcilla escritas con signos cuneiformes.
Tablilla cuneiforme con presagios basados en la forma y color del estómago de la oveja.
Antigua Babilonia, c. 1800-1600 a. d. Cristo, probablemente de Sippar, sur de Irak.
(The British Museum)
Antigua Babilonia, c. 1800-1600 a. d. Cristo, probablemente de Sippar, sur de Irak.
(The British Museum)
Reyes, militares, agricultores y personas de toda índole consultaban las bibliotecas donde se guardaban las tablillas –y a los sacerdotes que las interpretaban– antes de tomar decisiones. Los presagios mesopotámicos constituyen una fuente invaluable y milenaria de datos de observación.
A principios del siglo XX Morris Jastrow (1861-1921) compiló numerosos presagios babilónicos entre los que se hallaban no pocos basados en la observación de las hormigas. Los recogió más tarde F. S. Bodenheimer en su obra Animal and man in Bible lands (1960), de donde los he tomado para traducirlos al español.
Note el lector el sumo interés que despertaban las hormigas hace más de 2500 años: la consideración de diversas variedades (incluyendo también a las termitas) con sus diferencias de tamaños y colores, la constatación de las hormigas aladas, del transporte de pupas, de las luchas entre distintas especies, o la localización minuciosa de las obreras y sus nidos.
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