martes, 31 de enero de 2017

Camoati Avispas de barro

El veneno de himenópteros, particularmente el de las avispas, produce reacciones alérgicas en el 3 % de la población mundial. Un análisis de la sensibilidad humana al veneno de diversas especies de estos insectos, reveló que la ponzoña del ejemplar sudamericano camoatí -Polybia scutellaris, subespecie rioplatensis- no produce alergia, en oposición a la gran mayoría de las demás avispas.
Esta falta de reactividad llevó a la bioquímica María Laura Pirpignani a desarrollar su tesis doctoral en busca de respuestas. La investigación fue defendida recientemente en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Bajo la dirección de la doctora Mirtha Biscoglio quien encabeza un grupo de investigación en el área de Química Biológica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Pirpignani se dedicó a realizar el análisis estructural de una proteína cuya función es aún poco conocida dentro del veneno de los himenópteros. Esta macromolécula constituye el 65% de la secreción tóxica de las avispas y se conoce como alergeno 5 (Ag5).
Los alergenos, que se encuentran en diversas fuentes como los insectos y el polen, son proteínas que al entrar en contacto con parte de las defensas del sistema inmunitario, desencadenan una reacción alérgica.
Ante la presencia de un agente extraño, el organismo genera anticuerpos para defenderse de los posibles agresores. Por ejemplo, cuando ocurre una picadura de avispa.
Luego de ser producidos, los anticuerpos reconocen determinadas partes de la estructura de una sustancia proteica desconocida (alergeno). Estas zonas de la estructura, que se denominan epitopes, son como las "huellas digitales" de una cédula de identidad o las ranuras y salientes de una pieza de rompecabezas. Permiten la identificación del antígeno y la posterior unión a la forma complementaria específica de los anticuerpos.
En el caso de las alergias, los elementos clave en la respuesta inmune son la inmunoglobulina E unida a un mastocito. Esta importancia se debe a que la unión de IgE y un antígeno provoca que los mastocitos liberen sustancias como la histamina, causante de manifestaciones alérgicas. Este mecanismo explica cómo, tras la primera picadura de una avispa, el alergeno 5 es reconocido por la IgE específica para el veneno de himenópteros y causa las reacción de alergia. Sin embargo, esto no ocurre con la picadura del camoatí, especie cuyo veneno estudió Pirpignani.
Como el Ag5 de P. scutellaris -camoatí- no es reconocido de la misma forma que el de otras especies que provocan una respuesta inmune violenta, se concluyó que la geometría de los epitopes de camoatí no es la misma que el de las especias alergénicas. Para hallar la respuesta a las diferencias estructurales entre los Ag5 de la especie "inofensiva" y de las agresivas para el hombre, se recurrió al "plano de construcción de la proteína", es decir la cadena de ADN.
A partir del ANDc -que solo contiene las regiones correctas del genoma que fueron "transcritas" al "lenguaje" ARN mensajero, el "molde" de las proteínas- se obtuvo un modelo del Ag5 de camoatí, cuya estructura de aminoácidos fue comparada con el resto de los alergeno 5 conocidos.
Como resultado de este análisis se encontraron solo cinco cambios puntuales exclusivos en el alergeno de P. scutellaris suficientes para modificar su estructura . Esto provoca que la inmunoglobulina E no identifique el alergeno 5 de camoatí como al de las demás especies y, en consecuencia, no se liberen las sustancias causantes de los síntomas alérgicos, que en el 0.4 % de la población puede causar la muerte.
Además de ser el primer trabajo de investigación que describe el alergeno 5 de una avispa sudamericana, la tesis "contribuye al conocimiento de la familia de los Ag5 que hasta ahora solo se habían detallado en especies europeas y norteamericanas" y "deja puertas abiertas al desarrollo de tratamientos de desensibilización al veneno de avispas", según señaló Pirpignani.

Por Diego Ferrero *
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 El autor es estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y alumno del Curso de Divulgación Científica de la Escuela de Graduados de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA).
Correción de Calidad científica: María Laura Pirpignani, bioquímica y doctora en Bioquímica en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.
Corrección de calidad textual: Amalia Dellamea, directora y profesora, Curso de Divulgación Científica. Escuela de Graduados, Facultad de Farmacia y Bioquímica.










Para retiro de avispas 

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viernes, 20 de enero de 2017

Alacranes

Alacranes: en la Ciudad hay cada vez "más picaduras y más graves"

"Si no hay cucarachas, no hay alacranes", afirmó el jefe de Toxicología del Fernández

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 La clave está en la prevención. Sobre este punto: “La fumigación  sirve, pero con quimicos apropiados”. Es que los químicos que habitualmente se utilizan para la fumigación hogareña no afecta a los alacranes. “Los alacranes siguen a las cucarachas. Es un tema de saneamiento ambiental: no juntar basura. No tener el cuartito donde se juntan cosas y no se sabe qué se juntó y para qué. Tener un ambiente limpio que no sea favorable para las cucarachas”, explicó el especialista. Y después, hacer el trabajo de exclusión: “Poner taparejilla anticucarachas. Tapar desagües de baño y cocina. Poner mosquiteros y burletes en puertas y ventanas. El objetivo es evitar el ingreso del alacrán al hogar”.